FRUTAS
- Arizona H.
- 26 sept 2018
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 27 sept 2018
Una de las cosas que se nos ha explicado desde hace demasiado tiempo es que necesitamos una media naranja, medio pomelo o el cítrico que sea para completarnos a nosotros mismos.
Bien, seguramente, todos conozcamos las frutas. Las frutas nacieron enteras, tal como nacemos nosotros. ¿Entonces porque se nos ha inculcado esa idea desde la sociedad, la escuela, la familia o cualquier otro medio? Entiendo que puede ser una medida para que los humanos nos emparejemos y la raza humana se perpetúe. Pero… se debería de empezar a cambiar el discurso.
Además creo que son las niñas las que más van a sufrir este tipo de prejuicios. Entonces… ¿vamos a provocar que se pasen el resto de su vida intentando encontrar a otro ser humano que encaje exactamente como una pieza de puzzle en su vida? Menuda tortura. Esto es una auténtica tortura para el que busca su mitad y para las pobres mitades que se encuentra por el camino.
Aquí pueden suceder dos cosas, o bien la persona es totalmente conformista y con una de las primeras mitades se basta y va amoldándose y amoldándola para crear una simbiosis perfecta (ejem, ejem) o bien lo contrario.
Y lo contrario es una persona que no se conforma con ninguna de las mitades que tiene delante. Prueba a encajar una tras otra en su vida, en sus márgenes de seguridad y… claro… ninguna encaja. No puede encajar porque las personas tenemos ya el puzzle entero hecho. Lo único que necesitamos es, pararnos, mirar las piezas que nos han tocado e irlas encajando a lo largo de nuestra vida.
Si intentamos encajar a la fuerza con una persona cambiando nuestro patrón o cambiando el patrón del otro según el maniático de las frutas sea activo o pasivo lo único que vamos a crear a la larga es un sentimiento de vacío y un inexplicable: no me completa. No señor, claro que no te completa, porque ya eres completo en ti mismo.
Esto es fácil de decir, fácil de pensar incluso pero fácil de hacer… no tanto. Todo el mundo conoce o ha sido alguna vez un maníaco de las frutas, por eso con cada nuevo comienzo, con cada nueva relación tenemos que plantearnos si estamos de la manera adecuada para emprender ese viaje. Emprender desde la plenitud, desde el completo bienestar con uno mismo, y, con suerte, encontrar otra fruta que nos aporte las vitaminas que nosotros no tenemos, que nos complete el sabor para hacer una rica macedonia, o con la que podamos exprimir la vida y bebernos en un maravilloso zumo.
Por eso, hay que dejar en paz a las frutas, se crean unas metáforas raras y que en nada tienen que ver con la realidad… yo nací sandia, soy grandota y dura, refrescante, vivo mi esplendor en verano y puedo hacer que te atragantes con alguna de mis pepitas.
Si decides que tu también eres una fruta, decide bien cual quieres ser y piensa que, si eliges una con piel... cuando te hablen de medias naranjas... podrás decir que te la pela.
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